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Diggin' in the Carts: Los sonidos 8 Bits de Nintendo

Segundo episodio de la serie documental. Episodio 1: Nostalgia en bits Una iniciativa de Red Bull

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Durante la era de los 8 y 16 bits, antes de que la música digital irrumpiera en la industria del videojuego gracias al CD, crear melodías era muy complicado. Los chips de sonido incluidos en las consolas no daban para mucho, y en el cartucho, formato de almacenamiento rey por entonces, la memoria de almacenamiento tampoco sobraba precisamente, por lo que solo una ínfima parte de ésta solía reservarse para la música. Aun así, las bandas sonoras creadas en aquella época no tenían nada que envidiar a las actuales, a pesar de que en estos tiempos un músico tiene a su disposición instrumentos reales, grandes orquestas, solemnes coros y todo el espacio que necesite dentro del juego para grabar sus composiciones. La Red Bull Music Academy sigue rindiendo homenaje a los grandes maestros de lo hoy denominado como chip tune, sacando a la luz a compositores y videojuegos que hasta ahora no eran demasiado conocidos entre el público occidental.

Si en el primer capítulo tuvimos una toma de contacto con la música en las primeras recreativas, en Famicom/NES y en Game Boy, esta entrega se centrará en su totalidad en la legendaria consola de 8 bits de Nintendo. La gran Konami de los 80 y primeros 90 hizo historia con sus composiciones en títulos como Castlevania y Contra. Escucharemos varias de estas melodías, recordaremos aquellos grandes juegos, y se nos revelará el secreto por el que las BSO de los títulos de Konami solían superar de largo las limitaciones del chip de sonido de NES. El siguiente plato del documental se centrará en dos bandas sonoras que marcaron una época en Japón: las de los juegos Gimmick! y Lagrange Point. Serán sus propios compositores los que nos revelarán los secretos y anécdotas que rodearon a dos trabajos considerados de culto a día de hoy incluso en occidente, a pesar de que ninguno de dichos juegos llegó a aparecer en tierras estadounidenses o europeas. Sin más dilación, os invitamos a darle al play y subir el volumen de los altavoces. Que comience el espectáculo.