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Cinco fails que te harán tener miedo a la tecnología

Tu móvil puede ser un ser del averno. Minecraft en tu reloj inteligente Doom ya se juega en los cajeros

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Los avances de la tecnología nos facilitan el día a día. Utilizamos el móvil para encontrar restaurantes y sus aplicaciones para entrenar en el gimnasio. La tableta resta protagonismo en casa al PC y hasta a la televisión cuando actúa como segunda pantalla. Pedimos cita en el médico desde el smartphone y renegamos del teléfono tradicional a cambio del vídeo y la voz en programas como Skype. Y qué decir de la nube, que coloca los archivos del trabajo allá donde estés (para bien o para mal). El ser humano del siglo veintiuno es una criatura tecnificada, un producto de la evolución donde los cables todavía van por fuera de la piel.

Los expertos dicen que es cuestión de tiempo que la nanotecnología comience a tener aplicaciones reales sobre las personas en el día a día. Aquí entra en juego también la llamada tecnología de vestir (wearables) con relojes inteligentes que en las manos apropiadas ya permite jugar hasta a Minecraft. Pero toda esta dependencia tecnológica también tiene sus puntos negativos. Y no nos referimos con esto al estrés que causa quedarte sin móvil o a los llamados nuevos síndrome de dependencia de estos artificios de la ciencia, sino a los fails que derivan del uso de la tecnología y son capaces de destrozar reputaciones.

Tus fotos íntimas ya no son tan íntimas

La nube tiene decenas de utilidades magníficas. Desde colgar las fotografías de tus vacaciones para enseñarlas en reuniones de amigos alejadas de tu morada hasta editar imágenes online con aplicaciones como ésta. Todo es más sencillo y más accesible. El problema se produce cuando el sistema se vuelve loco, ya sea por el funcionamiento no deseado de un automatismo (fotos privadas que no deben subirse pero que acaban en la red) o cuando los hackers rompen barreras técnicas seguridad que jamás debieron ser cruzadas. 

31 de agosto de 2014. Más de 200 fotografías privadas de personalidades del mundo del espectáculo anglosajón llegan a la red a través de fortines como 4Chan, Imgur, Reddit y Tumblr. iCloud de Apple cae preso del conocimiento de los piratas informáticos y todo el planeta ve rostros y cuerpos de figuras como Jennifer Lawrence, Kate Upton, Kaley Cuoco, Ariana Grande, Yvonne Strahovski y McKayla Maroney, entre otras.  Este incidente se conoce en Internet como ‘The Fappening’, nombre inspirado por la película ‘The Happening’.

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Solución: Nos subas lo que no debes

Tan fácil como eso. No subas a Internet lo que de caer en manos ajenas puede provocarte problemas en tu vida personal. Lo que no compartas, jamás se podrá usar en tu contra si cae en manos poco apropiadas. Nadie va a poder encontrar en la red aquella información que tú no quieres que se conozca. Y si tienes amigos rencorosos, piénsatelo dos veces antes de mandarles fotos por Whatsapp o de etiquetarles en Facebook. El sentido común es el pilar para evitar que una fotografía colgada a destiempo te destroce la moral. Desactivar el 3G ante salidas destroyer también ayuda.

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Cuidado con la cámara del móvil

Las aplicaciones para móviles las carga el diablo. Es lo que sucede cuando por error o por desidia se rompe el principio básico de Internet: mantener a toda cosa la privacidad del usuario. Viajamos hasta China, la potencia mundial que ya conquista el negocio tecnológico, de la mano de una app aparentemente inocente llamada Feng Kuang Laiwang. Jugar con los gestos, imitar formas y mandarlas a colegas con pequeños vídeos para retarles con un quid visual para probar tu habilidad mímica. Todo bien hasta que hace una grabación erótico festiva.

¿Qué hay de malo en usar este sistema para mandar un vídeo calentito a tu pareja usando esta app? Posiblemente, ninguna. Así lo debieron pensar los cientos de usuarios que compartieron sus acciones y que vieron cómo más de 36.000 contenidos privados acababan en la plataforma de vídeo Youku, el equivalente a Youtube en China, por culpa de un proceso de subida automática sobre el que los usuarios de la aplicación no habían sido previamente informados. La privacidad al garete por culpa de la cámara del móvil.

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Solución: Lee las malditas Condiciones de Uso

La manía de dar a "siguiente", "siguiente", "siguiente", "siguiente" y quedarnos tan "panchos" hace que en ocasiones aceptemos cláusulas de uso ya no solo abusivas, que también, sino en la que se nos pasan por alto cosas como ésta. Y no, no es el caso de esta aplicación china, que se olvidó avisar a sus usuarios, pero sí de otras muchas que se apropian de tus contenidos (¿Sabías que los juegos que compras en Steam no son tuyos y que Valve te los puede "quitar" cuando quiera?) sin que prestes atención. Lee y luego firma.

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Cazado por la geolocalización

Por norma general, la geolocalización está muy bien, pues permite que, por ejemplo, sepas dónde se encuentra un paquete que has encargado y puedes saber más o menos cuándo llegará a casa. Pero en otras ocasiones también potencia esta histeria social nutrida por los bits. Subes una foto a Facebook y queda marcada con la posición desde donde la has tomado. Lanzas un tuit en Twitter y en la zona inferior se fija tu posición aproximada. Te conectas a Google y puedes realizar búsquedas en función de tu posición actual.

Son opciones útiles, pero que a veces destapan dónde nos encontramos cuando no queremos que la gente lo sepa. Los efectos secundarios secundario de mostrar en Internet dónde te encuentras de una forma tan visible pueden ser varios. Desde escaquearte de una quedada con amigos para ir a otra diciendo que "estás malo" y que te cacen por culpa de un estado de Facebook, hasta que los cacos más tecnológicos expertos en robos de casas te hagan uns sesudo análisis para saber cuándo estás fuera del hogar y planificar su asalto.

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Solución: Desactiva opciones... y comprúebalas

Posiblemente hayas activado en tu móvil un servicio extremadamente útil llamado Google Instant que te permite hacer búsquedas en función de tu posición (restaurantes, tiendas, recomendaciones, etc.). Lo que probablemente no sepas es que Google almacena detalles de los recorridos que haces todos los días... ¡y hasta los muestras en Google Maps! Si bien esta información es privadada, basta con que alguien entre en tu cuenta de Gmail para que sepa dónde vives, dónde trabajas, dónde compras el pan y dónde sales de fiesta. No temas, se puede desactivar en "Historial de la Cuenta".

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"Cariño, SÍ que has leído el Whatsapp"

El servicio de mensajería Whatsapp propiedad de Facebook está acabando con dos cosas: los SMS y las relaciones de pareja en casos de celos extremo. Dos son los culpables de esta catástrofe. La primera criatura del averno tecnológico que destroza nidos de amor es el 'double check', esto es, los dos iconos grisáceos que aparecen al lado del mensaje enviado. Y sí, lo único que quiere decir esta marca es que el mensaje ha sido enviado, no que el receptor lo haya leído. Sentimos que leas esto demasiado tarde, de verdad.

El segundo embrujo antiparejas de Whatsapp es la "Última conexión". Abres el chat con un contacto, lees "Últ. vez hoy a las 3:00 horas" y comienzas las preguntas. ¿Qué hacías un miércoles a las tres de la mañana conectado? ¿Por qué no me has contestado al mensaje que te puse a las 2:45 horas si esto me está diciendo que la última vez que abriste la aplicación fue quince minutos después? 

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Solución: Desactiva la opción del Demonio

Quitarte de problemas de espionaje marital en casos como estos es tan sencillo como acceder a "Ajustes", "Información de Cuenta", "Privacidad" y entrar en el campo "Hora de últ. vez" donde tienes tres opciones: "Todos", que es la genérica y activada por defecto, "Mis contactos", para limitar este dato solo a tu agenda (adiós a los stalkers) o "Nadie", que es la más radical y recomendada. En tres pasos te habrás librado del problemas. Eso sí, una vez que desactivas la última hora de conexión, no podrás ver la de los demás. Quid pro quo.

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El error de aceptar a tu jefe en Facebook

Tienes muchos amigos en Facebook, a algunos no los ves desde hace años, pero gracias al "muro" estás al día de toda su vida social. Eres un cotilla 2.0, reconócelo. Pero el muro de Facebook puede también ser tu muro de las lamentaciones. Así fue el caso de Kimberly Swan, que en un instante de desesperación personal se animó a asegurar que su empleo "le aburría". El comentario en el muro le costó el puesto de trabajo. su jefa la puso de patitas en la calle, según The Daily Telegraph, porque no estaba motivada. Era lo mejor para ella.

La pobre de Swan ni siquiera puso verde a su superior en la red social, pero acabó en el paro. Y el despido por "conectarte a las redes sociales en horario de trabajo" no es algo que sea poco común en la jurisprudencia. En el caso de España, el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja admite el "despido disciplinario" si el trabajaro visita páginas web de corte "lúdico" en horario laboral. En resumen, que salvo que seas community manager, tus excesos de cotilleo en Facebook, Twitter e Instagram te pueden costar el trabajo si cae tu rendimiento. 

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Solución: Regula tu privacidad

Controlar la privacidad de Facebook es altamente sencillo. Solo necesitas saber dónde se encuentra la opción (zona superior derecha, menú del candado) para comenzar a configurar lo que puede ver o no tu entorno. Tienes opciones para rabiar. Hasta puedes crear una lista de contactos aceptados que pueda ver contenidos específicos de tu perfil. Y tienes la opción de configurar quién puede buscarte en la red social mediante diferentes tipos de filtro y de aparecer o no en motores de búsqueda como Google o Yahoo.

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