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Nintendo NX: ¿Potencia o innovación?

Nintendo NX está en desarrollo, pero se sabe entre poco y nada del nuevo hardware de la compañía japonesa. Apostar por la potencia bruta para competir de tú a tú con Sony y Microsoft o desmarcarse con una tercera propuesta revolucionaria. El futuro de Nintendo está en esta nueva plataforma.

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El pasado E3 todavía colea en referencia a lo que Nintendo presentó y, sobre todo, no presentó durante su Digital Event. La sensación de que Wii U había quedado de la mano de Dios en cuánto a novedades más allá de lo que ya se sabía y de que se estaba allanando el terreno de cara a una nueva plataforma. Nintendo NX está en boca de todos por ser la nueva consola sobremesa de la compañía japonesa. Pero de ella se saben muy pocas cosas hasta el momento. Especulaciones y rumores que indican caminos dispersos para un dispositivo que el propio Reggie confirmó como “nueva consola sobremesa”, pero que ello no es incompatible con todo lo que se está sugiriendo respecto a la conectividad con dispositivos móviles, por ejemplo. Nintendo está, de nuevo, ante la duda que se ha generado siempre que ha sacado una nueva consola: ¿Potencia para competir con Playstation 4 y Xbox One o, por el contrario, la no saciada búsqueda de la revolución jugable?

De momento de Nintendo NX se saben las siguientes afirmaciones. Que es una consola sobremesa, que no se ha filtrado lo que traerá consigo para que no se puedan copiar sus ideas y que no trabaja con sistema Android. Son seguramente las tres declaraciones oficiales más importantes sobre una plataforma que tiene por delante el difícil reto de recuperar la confianza que el mercado parece haber perdido con Nintendo desde que saliera Wii U a la venta. El resto de elementos relacionados con este nuevo dispositivo quedan enmarcados en la categoría de rumor.

El primero de ellos es que la plataforma tendría un lanzamiento global durante el verano de 2016. Junto a esta afirmación han llegado otras más contundentes. Liam Robertson (Unseen 64 y quién ya ha filtrado algunas noticias confirmadas a posteriori) destacó que la nueva NX no competiría en potencia con Playstation 4 tras hablar con “la gente apropiada”. Esto reforzaría los otros rumores que se han publicado sobre la consola. El primero, que tendrá un pecio competitivo (se hablaba de unos 150 dólares). El segundo, que será un híbrido entre consola doméstica y portátil que permitirá conectarse con nuestros dispositivos móviles y tabletas (algo que tendría relación con el acuerdo entre Nintendo y el gigante móvil DeNa).

En definitiva, Nintendo parece estar frente a dos escenarios distintos que tendrán sus pros y sus contras. Combatir con la potencia bruta de máquinas que están dominando el mercado a día de hoy o intentar crear una nueva Wii que rompa el mercado buscando un público masivo que vea en Nintendo NX un producto suficientemente atractivo y distinto a lo que ya hay actualmente a la venta: PC, Playstation 4 y Xbox One. 

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Potente como PS4: ventajas y desventajas
Uno de los escenarios posibles, aunque parece el menos plausible a día de hoy, es crear una consola que tenga una potencia similar a Playstation 4 y se meta, dos años y medio después, a competir con las propuestas de Sony y de Microsoft. Wii U se quedó en un nivel de potencia bruta similar al de la pasada generación de consolas, algo que ya pasó en cierta medida con Wii respecto a sus competidoras contemporáneas. Si esta diferencia se redujera permitiría a Nintendo abrazar uno de los talones de Aquiles de los últimos años: los juegos third party. El ritmo de títulos first de la compañía japonesa no ha sido malo, pero se ha visto afectado por la falta de apoyos externos. Wii U no ha contado ni con los multiplataformas de compañías como EA, Ubisoft, 2K, Warner o Square Enix. Tampoco con los deportivos de turno (FIFA, PES, NBA, WWE).

¿Pero es esto suficiente para Nintendo? La realidad es que ellos no lo consideran así. Cuando se lanzaron al vacío con Wii, una consola que quería cambiar el concepto de jugabilidad y dejó atrás una carrera por la vanguardia técnica que la compañía japonesa siempre había abanderado con Super Nintendo, Nintendo 64 y Gamecube, los motivos fueron de peso:  No hay mercado para tres plataformas de perfil similar. Eso identificaron al menos con Gamecube, un dispositivo que no se le puede negar que en su momento tenía bastantes cartas ganadoras encima de la mesa. Juegos exclusivos únicos desarrollados por ellos mismos, un precio de la consola bastante competitivo (199 euros) cuando salió en comparación con la salida de Playstation 2 y Xbox, exclusivas third party de peso y un elenco de multiplataformas importante. 

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Las grandes compañías third de la época no le dieron la espalda y Gamecube recibió los multiplataformas de Ubisoft (Beyond Good and Evil, Splinter Cell, Prince of Persia), los de EA (FIFA, James Bond, SSX, Medal of Honor) y muchos otros nombres: Tony Hawk, Burnout, Timesplitters o un gran acuerdo con Sega y sus clásicos (de Sonic a Skies of Arcadia). A ello se sumó la alianza con Capcom (Resident Evil y juegos exclusivos) para completar un cartel que nada tenía que envidiar a la competencia más allá de Final Fantasy, Tekken, GTA y PES que en occidente no llegó nunca. El resultado, demoledor: quedó por debajo de Xbox, una debutante, en ventas totales (unos 24 millones por 22 de Gamecube) y a años luz de los más de 150 millones de Playstation 2. Allí Nintendo decidió que la guerra no la ganaría por estos derroteros.

En todo caso, las ventajas de sacar una plataforma actualizada en potencia bruta son evidentes. Actualmente las third parties tienen un peso vital en las consolas de nueva generación y tener la opción de conseguir en tu sistema sobremesa un FIFA, Call of Duty, Assassin’s Creed o Batman Arkham es tan importante como tener exclusivos que te diferencien. Una cosa sin la otra no ha acabado de funcionar tal y como se ha visto con Wii U. Por un lado, catálogo exclusivo con juegos solo disponibles en su plataforma. Pero por el otro, después de la hornada de ports de juegos contemporáneos (Darksiders, Deus Ex, Mass Effect 3), desaparición total de apoyo ante el salto generacional.

A esto hace falta añadirle el precio. Nintendo es consciente que los costes de desarrollar una consola potente y a la cabeza a nivel tecnológico no es barato, y más si le sumas algún extra que encarece su propuesta como podría ser en el caso del mando tableta en Wii U. Si a todo esto se le añade que llegaría a una carrera de fondo con desventaja, no parece ser que acabe siendo la propuesta final de Nintendo precisamente.

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Innovación: en busca de la nueva Wii
La otra propuesta es lo que ya conocimos. La revolución, el bombazo que intente dar con la tecla de las masas. Lo que pasó con Wii, que se vendió por millones gracias en parte al gran éxito de Wii Sports y, en particular, el juego de tenis. Se convirtió en un fenómeno que traspasaba los usuarios clásicos de Nintendo. Todo el mundo quería tener una Wii y todo el mundo la tuvo. Tal y como dijo Microsoft no hace mucho, nadie se fijó en Nintendo y les destrozaron. Porque aunque el jugador pudiera renegar de ese modelo, tanto Sony como Microsoft intentaron sin éxito replicar el fenómeno de los controles por movimiento (Move y Kinect).

Con el éxito de Wii y los bolsillos llenos (it prints money), Nintendo no apostó por volver a la carga con un cerebro de la bestia, sino por intentar reinventar una vez más el concepto de consola sobremesa a través de la jugabilidad. Y Wii U quiso replicar el triunfo de las dos pantallas de Nintendo DS y 3DS a la sobremesa. Pero la fórmula no funcionó. El mando tableta no es tan atractivo como el concepto del wiimote, el precio elevado -algo admitido por la propia Nintendo- y el momento tampoco han ayudado a la consola y lo que ha sucedido con los lanzamientos externos ha acabado de afectar una plataforma que a pesar de ello cuenta con un catálogo de exclusivos más que significativo, algunos de ellos simplemente imprescindibles para cualquier amante de los videojuegos, y con algunas de las mejores entregas recientes de sagas consagradas de Nintendo (Mario Kart y Smash, por citar dos ejemplos).

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Un gran acierto comercial (Wii) frente a una decepción en este mismo sentido (Wii U) que probablemente no hagan replantear lo que Nintendo quiere hacer una vez más: reinventarse. Lo que se ha rumoreado hasta ahora casa bastante con lo que uno puede pensar de la Nintendo actual. Por un lado, algo a precio competitivo y accesible a un público mainstream. Y nada es más accesible para todo el mundo a día de hoy que los dispositivos móviles y las tabletas. El híbrido de consola portátil con posibilidades sobremesa también puede intentar arrastrar el jugador fiel de portátil -allí no tiene rival a nivel de videojuegos, aunque el terreno se va estrechando por la irrupción del juego para móvil- y todo esto encaja con la diferenciación y la búsqueda del éxito masivo. En Japón el juego para móviles es el futuro con unas consolas que cada vez pierden más mercado, y Nintendo lo sabe.

Por el contrario, los peligros de este modelo son ya conocidos. El primero, si un paso como este que no parece ser hacia adelante no acaba pasando factura a la evolución y avance de las sagas clásicas de Nintendo (¿Puede un Zelda o un Mario plataformas en una plataforma así ser mejor o más atractivo que lo visto en Wii U?). Por otro lado, volvemos a estar en la situación vista en las dos últimas consolas. Obligar a las third party a desarrollar juegos exclusivos cuando tienen en PS4/One un parque de consolas instalada gigante en el que sus títulos estrella funcionan solos no parece suficientemente atractivo. El interés por algunas de ellas de cara a esta consola, en todo caso, parece ser que es latente. Algo que cuando se anuncia un nuevo dispositivo no es nuevo, dicho sea de paso.

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Nintendo se la juega (otra vez)
No será un servidor el que anuncie la muerte de una compañía que ha sido clave en la industria de los videojuegos y que lleva desde mediados de los ochenta demostrando que esto de los juegos, sin ellos, no sería lo mismo. Pero es cierto que es un momento complicado. Nintendo tiene delante una Playstation 4 y una Sony que está recuperando el terreno perdido de la pasada generación, una Xbox One que vende a buen ritmo y que su consola actual, Wii U, a pesar de haber estado un año más en el mercado, ya está a la cola en cuánto ventas se refiere. Si algo ha demostrado la compañía es que siempre guarda algún as en la manga, y que eso de realizar juegos maravillosos no se le ha olvidado (a los exclusivos de Wii U nos referimos una vez más), por lo que todo pasa por saber qué ofrecerá la nueva plataforma y como se perfilará dentro del mercado actual donde hay un modelo de negocio muy claro… y falta ver qué adoptan ellos. Si ese mismo modelo o una cosa, otra vez, radicalmente distinta.

¿Cómo véis el futuro de Nintendo? ¿Deberían competir a nivel de potencia con PS4 y One? ¿O deben desmarcarse una vez más con un proyecto único? Se abre el debate.