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Sonic Boom: El Ascenso de Lyric

Sonic Boom: El Ascenso de Lyric

Sonic Boom: El Ascenso de Lyric

Sonic, Knuckles, Amy y Tails se embarcan en uno de sus peores juegos con Sonic Boom: El Ascenso de Lyric, exclusivo de Wii U y a cargo de Big Red Button. Sega no sabe cómo volver a hacer correr a su castigada insignia.

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Reimaginar a un personaje clave en los 90, rediseñarlo para ponerlo al día, es algo que nos hemos acostumbrado a ver desde la generación pasada en la que sagas enteras se reinventaron o buscaron adaptarse a los nuevos tiempos. Hemos visto a la Lara Croft más realista y herida hasta el momento, a un nuevo Dante macarra y pop idol, a la estirpe de los cazavampiros Belmont reinterpretada... Consciente de la mediocridad en la que había imbuido al querido Sonic –más bien explotado, que es el pensamiento de muchos fans-, Sega para este otoño optó por un reboot no del todo radical, pero sí parcial, del erizo azul correcaminos: la nueva marca Sonic Boom. El icónico personaje ya dejó bien claro hace unos años que no necesitaba de tantos cambios, sino de un equipo competente que supiera manejar bien su fórmula –ahí tenemos los estupendos Sonic Generations y Sonic Colours-. Pero Sega cogió al puercoespín y a sus amigos y los sometió a un lavado de cara que al final ha acabado borrando por completo la esencia y hasta quemándolos con agua caliente para desfigurarlos en esta barbarie hecha videojuego del carismático animalillo.

Había trampa, ya que Sonic Boom en sus dos versiones no sólo se programaba por salvar el prestigio perdido hace tanto, sino como parte de una reimaginación de Sonic para que encajase con la nueva serie animada para la TV americana que al unísono se estaba preparando, nada menos que para Cartoon Network. Así que tenemos dibujos animados para los niños, tenemos una línea de comics, y por ende, dos videojuegos para los actuales y familiares sistemas Nintendo, para que todo quede en un transmedia bien atadito. Hasta cierto punto el proyecto es sólido, pero, cuando nos presentaron los diseños definitivos, a más de uno se nos cayó el alma a los pies al ver al ‘ciclado y rocoso’ de Knuckles, o a Sonic y su fular de moderno al cuello… Aún así, seguimos manteniendo una cierta esperanza de que ese reboot le devolviese al personaje su estatus y su feroz ritmo de juego. Y su diversión.

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Ahora, hoy, una vez coges el GamePad de Wii U con este El Ascenso de Lyric (Rise of Lyric), intentas darle varias y varias oportunidades, y pasas unas interminables horas con su bugueada y a medio terminar propuesta, queda bien patente y claro que no sólo Big Red Button -desarrolladores- no le han devuelto al personaje lo que era suyo, sino que encima Sega ha vuelto a aprovechar el nombre para licenciar un absoluto desastre jugable y visual que pretende promocionar la serie de TV. Quizá hablemos del peor juego de Sonic de todos los tiempos, y eso que está por ahí Sonic The Hedgehog 2006. Este Sonic Boom es un producto que enseña la patita de las buenas ideas bajo la puerta pero que nunca llega a abrirla para imponer todo eso que podría traer consigo. Ni siquiera el público infantil perdonará su ristra de chistes tontos y la cadena de errores de diseño que acompañan a un proyecto que se ha visto rodeado de despidos en el estudio, enfados y polémicas desde que empezó su desarrollo.

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Y por si alguien con fe no se lo quiere creer aún, basta con decir que la historia del juego sirve como precuela a la serie de dibujos animados –que por cierto empezó a emitirse hace diez días-, introduciendo al nuevo Sonic y su pandilla. De hecho es meramente eso, una excusa para hacernos atravesar niveles mientras combatimos contra las huestes robóticas de Lyric, una enorme serpiente invocada que viene de la mística raza de los Ancestrales. El erizo, Tails, Knuckes y Amy, aquí sin Sticks -que ha acabado siendo lo mejor del juego de 3DS por cierto, Análisis-, tendrán que hacerle frente para que no consiga encontrar antes que ellos los Cristales del Caos y convocar una armada de robots que destroce todo el mundo y lo sustituya por metal. ¿Y el doctor Eggman, os preguntáis? Pues sí, está por aquí también como villano genérico dando la tabarra por todas partes, pero ha perdido su fuerza y rivalidad.

La historia se cuenta entre niveles con cinemáticas y cortes que ya nos gustaría saltar pero no se puede. También con conversaciones entre los protagonistas in-game, muy tontas y obvias. Nos presentan a los personajes hablando entre sí, gastándose bromas o intentando hacer chistes que siempre acaban en chorrada sin gracia que más valdría silenciar. La personalidad lideradora de Sonic, la fanfarronería bruta de Knuckles, el lado geek e inventor de Tails, o el constante petardeo súper femenino de Amy están bien respetados y hasta más exagerados que nunca, dando forma a una pandilla de personajes arquetípicos que obviamente están reinventados para atraer a los más pequeños. Pero público infantil no significa público estúpido. Y en Sonic Boom: El Ascenso de Lyric hay secuencias, gracietas o acontecimientos argumentales que son directamente un insulto a la inteligencia del espectador, aunque éste tenga tres añitos. No se han esforzado demasiado en hilvanar una trama digna.

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Eso sí, todo empieza aparentemente bien, con unos primeros niveles que sorprenden por su escala y algunos detalles ambientales en los antiguos laboratorios en ruinas de Lyric petrificado. La inmensidad y variedad de caminos en casi todas las fases es algo bueno de este El Ascenso de Lyric, lo que nos llevará a explorar a fondo cada escenario intercambiando las habilidades del cuarteto de protagonistas. Eso sí, pronto se cae en los tópicos de los juegos de plataformas y la inspiración del arranque se esfuma estrepitosamente. Playas, selvas, volcanes y templos dan fondo a las siguientes rutas, generalmente diseñadas sin gusto ni intención de divertir, parecen niveles de relleno y para nada consiguen hacerse memorables.

   

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Sonic es el que más corre y por eso preferiremos siempre controlar a este personaje. Así los insípidos niveles se acaban antes... También tiene la habilidad de subir rampas y paredes marcadas en azul, o de atravesar cajas azules. Tails, en cambio, domina los vehículos y es capaz de aprovechar las corrientes de aire para moverse y flotar. Amy golpea con su martillo y grinda barandillas rosas. Knuckles excava superficies con sus guantes y se mueve bajo tierra, pero no envidia nada a Tails en este Sonic Boom ya que él también es capaz de volar y hacerlo de forma infinita. ¿Por qué? Por un bug tremendo que, entre tantos otros, se les ha colado a sus programadores. Pulsando el botón de Pausa en mitad de un salto de Knuckles, al regresar al juego el personaje vuelve a ejecutar el salto, lo que nos permite encadenar infinitos saltos así y llegar a cualquier altura sin ningún problema. Esperamos que se arregle, porque permite trucar el juego por completo.

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Niveles de exploración pausada tipo Jak and Daxter, Spyro the Dragon o Super Mario 64 se dan la mano con otros de carreras vertiginosas donde casi todo está automatizado -ahora más que nunca- y otros de lucha beat'em up, de jefes finales o de planteamiento lateral que funcionan como una especie de puzles de interruptores. Esto es lo que ofrece El Ascenso de Lyric de forma general, con apariciones especiales de viejos conocidos como Shadow o Metal Sonic, meros cameos. La disposición al principio lineal de los actos pronto se abre en un mapa de progreso y nos veremos obligados a repetir niveles ya recorridos para buscar con nuevas habilidades o personajes más piezas que nos abran los siguientes recorridos.

Empezando por las fases de exploración y plataformeo pausado, ya se observa muy pronto que algo no va bien en la ejecución de este Sonic Boom, el manejo es impreciso, nos hará caer de superficies sin querer, los personajes parecen resbalar y flotar sobre el suelo, algunos comandos no se ejecutan a tiempo, las peleas son un machacabotones con muchas injusticias... El manejo es una de las grandes taras de El Ascenso de Lyric, cómo se trasladan los botones que pulsamos a los movimientos de los personajes. Se aprecia que no está nada pulido y que quedaba mucho por arreglar antes del lanzamiento final. Es pesado jugarlo por lo incontrolable de la propuesta. Pero también lo es por la nefasta gestión del movimiento de cámara que no siempre nos deja ver, y por el pésimo diseño de niveles, que a veces nos harán pensar que se han generado de forma aleatoria y sin una mente o mano detrás que los dibuje y piense. Pues son una suma de obstáculos repetidos una y otra vez, sin mucho más.

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Hay algunos pocos tramos, para nada abundantes, que sí recuerdan a los formidables Sonic Adventure de Dreamcast e incluso a los inolvidables primeros capítulos de Mega Drive y Master System. Destacan estos fragmentos de nivel dentro del conjunto del juego, son su mejor parte. Encontrarlos no siempre será tarea fácil, y muchas veces al iniciar una búsqueda para llegar a algo que vemos a lo lejos pero que todavía no hemos recorrido veremos que nuestro personaje cae inevitablemente al vacío o, lo que es peor, a un páramo del nivel donde no existen texturas ni elementos sólidos, y donde no deberíamos haber llegado si el juego hubiera estado acabado. Puede que no nos topemos con ninguno de estos glitches o bugs en Sonic Boom de Wii U, pero no es difícil caer en alguno y hasta que se nos estropee el progreso o tengamos que volver a cargar partida por atasco en la nada más fea y poligonada. Esto es muy grave, inadmisible hoy.

A los bugs, fallos del control, problemas con las cámaras y escenarios mal planteados se añaden otras decisiones de diseño directamente erróneas. Por ejemplo, los anillos dejan de tener tanta importancia, ahora carecen de sentido porque hay muchísimos checkpoints y en los segmentos de pelea cuerpo a cuerpo, que es donde más fácil resulta ser dañados. Como siempre, los personajes pierden los anillos al ser golpeados y si no tienen, mueren. Pero la reaparición esta vez se hace en el mismo punto exacto del combate, con la vida de los enemigos al mismo nivel donde la habíamos dejado justo antes de caer, por lo que de poco sirve intentar no morir. Por supuesto, vidas infinitas. Y sobre los anillos, a veces no se recogen bien y visualmente no queda claro si los hemos atrapado, otro tropiezo insostenible en un videojuego de recolecta de items.

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Cambiar en cualquier momento de un personaje a otro con la cruceta y aprovechar la habilidad única de cada uno daba a sus creadores, los estudios Big Red Button, la posibilidad de plantear un plataformas más abierto y variado donde el jugador tuviera que discurrir la mejor forma de sortear cada situación y obstáculo. Al final, como en 3DS, esto es una oportunidad desaprovechada y que hace muy obvios y lentos los niveles, además de totalmente anodinos ya que lo que a priori parecen puzles de elección de comando, pronto acaba haciéndose una pesadez que se podrían haber ahorrado y que no tiene por qué tener sentido dentro del cómputo de la fase. Todos los personajes al final se parecen. Encontramos también este desgaste y modorra con los niveles laterales, donde ir pulsando interruptores para mover plataformas y poder avanzar en un laberinto de bloques y rampas. No están bien ejecutados y acabaremos odiándolos.

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Algunos otros puzles de entorno están algo mejor integrados, pero nada que no se haya visto ya en el género y que esté trilladísimo en tantos otros. Luego están los tramos de barandillas o de carreras, automatizados y simplificados hasta niveles inaguantables. Parecen segmentos metidos con calzador por la mera excusa de hacer a Sonic y sus amigos correr como siempre, pero no estamos ante un juego de carreras y desde luego el framerate inestable demuestra que no es un título pensado para moverse a buena velocidad. Dicen algunos de los programadores del juego que han salido enfadados del estudio que la elección del motor CryEngine para mover una propuesta como ésta ha sido el origen de la cuna de bugs y tropiezos gráficos del juego. Puede ser, nos lo creemos, hay mucha textura parpadeante, pocos efectos llamativos y, eso sí, buenas distancias de dibujado que nos dejan ver los sitios donde todavía no hemos llegado. Será porque no hemos usado el salto infinito de Knuckles...

Sonic Boom: El Ascenso de Lyric da además al jugador la oportunidad de conectar la partida con la de la 3DS en caso de -suponemos que por error fatal de fanático cegado- tener los dos juegos (El Cristal Roto y El Ascenso de Lyric). No sirve de mucho, solo podremos mejorar levemente a nuestros personajes en Wii U gracias a los items recogidos en la portátil, una chorrada que se puede eludir perfectamente. También tiene modalidad multijugador cooperativa para dos usuarios en toda la campaña, igual de tediosa y aún más molesta con las cámaras, y opción para cuatro jugadores en los llamados Retos de Equipo, que son pruebas simples que sufrir junto a otros tres usuarios, cada uno con uno de los personajes centrales.

Hay más junto a las lindezas gráficas antes comentadas. Texturas que recuerdan a los tiempos de 64 bits, explosiones que se pixelan, elementos incorpóreos, popping... Lo sonoro no se libra del pésimo acabado técnico. Algunos items no suenan al ser recogidos, fallan los FX. Y las voces no siempre casan con la sincronía labial de los personajes en pantalla o lo que está ocurriendo en ese momento. Que nadie espere melodías al fantástico nivel de otros juegos del puercoespín con botas, aquí lo instrumental solo acompaña y a veces hasta se queda en silencio. Y eso cuando los tiempos de carga, repentinos y sin demasiada predisposición, no están haciéndonos esperar. No hay muchos, pero casi que se podrían haber evitado. Para lo que van a cargar...

3

Malo

La idea era buena pero se ha llevado a cabo de forma desastrosa. No te lo compres, está mal terminado.