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SimCity Creator

SimCity Creator

Alcalde, esta ciudad necesita reformas

Sim City vuelve y lo hace por partida doble en Nintendo. En ‘Creator', Electronic Arts nos brinda la posibilidad de retomar las clases de historia para avanzar desde los albores de la civilización hasta nuestros tiempos, pasando por el Renacimiento e incluso con un mensaje esperanzador para solventar el problema del calentamiento global.

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Sim City llegó a Nintendo DS con el propósito de rellenar un espacio que hasta aquel momento permanecía vacío dentro del catálogo de la consola. Por sus características, Sim City DS contaba con todos los elementos necesarios para convertirse en un  port hecho a medida para la portátil, aunque el resultado final tuvo poco o nada que ver con la idea inicial que nos habíamos hecho del juego. El juego de Maxis sembró una semilla con vistas a mejorar en el futuro, y es eso precisamente lo que ha venido vendiendo Sim City Creator desde que fuese anunciado por EA.

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Sin embargo, la realidad es muy distinta. EA ha querido tirar la casa por la ventana al ofrecer un Sim City por primera vez para Wii (sin llegar a convencer a la comunidad de aficionados por el extraño sistema de control) además la continuación de marras que hoy tenemos entre manos. En ambas entregas la propuesta es la misma, sólo cambia la forma de llevarse a cabo. La estratagema ha logrado mantener la esencia original y aún fresca de la franquicia creado por Will Wright, aunque tanto en la versión de Wii como en NDS, tanto el control como determinadas opciones se han descuidado, o simplemente no encajan con la dinámica del título. Como analizaremos a continuación, el caso concreto de Sim City Creator es a grandes rasgos el mismo que el de su antecesor; buenas ideas con una mala puesta en escena.

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Construyendo el mundo

Nuestro objetivo es avanzar desde los albores de la civilización hasta la Edad Contemporánea, pasando por la Edad Moderna y básicamente todos los periodos trascendentales en la historia del ser humano. Sin profundizar en demasía en cada época, debemos lograr superar los desafíos que nos propone nuestro asistente con el fin de conseguir que los aldeanos evolucionen y descubran nuevas fuentes de adquirir alimentos.

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El modo desafío, el principal del cartucho, nos traslada directamente hacia lo que se ha denominado 'El caer de la civilización' (en lo que suponemos se trata de una mala traducción de 'Dawn of Civilization', literalmente el amanecer de la civilización), donde recolectar madera y construir caminos es el único cometido al que nos podemos aferrar. Son los propios aldeanos los que cortan los árboles para lograr obtener materiales de construcción, allanando el caminado para acceder a nuevos zonas de caza y pesca.

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Los senderos enlazan las zonas de trabajo con las viviendas a las que se transporte el alimento y el material necesario, por lo que son indispensables para poder ver crecer la civilización con la que trabajemos. Los comienzos son relativamente sencillos y no requieren más que indicar dónde construir nuevas casas mientras esperamos a que la población aumente. Acceder a una determinada cifra, tendremos que asistir obligatoriamente a una cita con el asistente donde nos indicará cuáles han de ser nuestros próximos pasos.

Una vez cumplamos un determinado reto, pasaremos al siguiente, haciendo acopio del sistema general que emplea la serie desde su creación, solo que en este caso tendremos que lidiar con aspectos ajenos al control de la población. En otras palabras, la recolecta de madera y de otros materiales de construcción se añade a los conflictos de cada civilización, aunque básicamente el modo de superarlos es siempre el mismo. Cada ‘imperio', aunque realmente no sea tal, requiere un modo particular de enfocar la creación de casas, viviendo y las futuribles empresas que comienzan a surgir en el plantel de opciones.

De este modo la dificultad asciende al tiempo que se nos exige atender a más labores como alcalde, y no tanto por el esfuerzo que conlleva, por ejemplo, ascender a los 5.000 habitantes en el primer escenario que visitamos. Contamos con la opción de visitar a nuestros propios Sims cuando queramos, para apreciar algunos comentarios y recrearnos con fondos genéricos creados para cada civilización. La cantidad de opciones con las que contamos para construir nuevos edificios y calzadas, o incluso industria en fases más avanzadas, va en aumento según evoluciona nuestro pueblo.

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Así apreciaremos cómo la electricidad y otras facilidades de construcción son bienes relativamente ‘modernos', muy alejados del arcaico sistema de construcción de nuestros antepasados. A medida que avanzamos el frenesí de construcción comienza a ser cada vez más elevado, hasta el punto de obligarnos a detener la partida en determinadas situaciones con el fin de adivinar qué es lo que está sucediendo en la ciudad. El aspecto gráfico de Sim City Creator es básicamente el mismo de Sim City DS, adornado con nuevas localizaciones pero basado en el mismo confuso sistema de manejo, a años luz del intuitivo control de PC.

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Libertad condicional

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Además del modo desafío tenemos a nuestra disposición el modo más semejante al Sim City tradicional, en el que también será menester cumplir objetivos pero comenzando desde la época contemporánea, con el fin de encontrar alguna solución para lidiar contra el calentamiento global. Una galería con las imágenes que capturemos durante la partida y la posibilidad de comunicarnos vía inalámbrica con un compañero para intercambiar información cierra el abanico de modos de juego que nos ofrece el cartucho.

A la hora de hablar del sistema de control y del apartado técnico hay que cambiar irremediablemente de tercio. Sim City Creator pega un bajón drástico en este sentido, en parte por culpa de problemas que la franquicia arrastra del pasado y también a causa de la pobre calidad gráfica con la que EA ha diseñado el título. El control comienza a presentar problemas desde el primer minuto de juego, al obligarnos casi por necesidad a hacer click varias veces sobre un icono para lograr adentrarnos en el menú deseado.

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Se puede omitir el menú en forma de tutorial que aparece cada vez que seleccionamos una opción, pero esto no evita que la transición entre las distintas opciones de juega sea lenta y torpe, nada adecuada a las necesidades de un jugador de portátil. La posición de las pantallas no ha variado respecto a su antecesor; en la superior analizamos la evolución de la ciudad mediante el clásico engine gráfico mientras que desde la inferior, la táctil, manejamos todo lo que atañe a la construcción. El stylus es muy impreciso trazando líneas rectar o incluso tomando ángulos para hacer una simple curva, y solamente podemos retroceder en nuestras acciones una vez.

Tampoco nos podemos recrear mucho con la apariencia de las casas y demás objetos presentes en pantalla. Los desastres naturales siguen teniendo su repercusión, pero están muy lejos de impactar o de llamar la atención, como sucede con básicamente todas las civilizaciones que visitamos.  Se puede apreciar el esmero con el que han sido ideadas, además de mostrar algunos guiños en situaciones puntuales, pero poco más. La apariencia de los Sims no destaca y hace ya tiempo que ha dejado de sorprender, aunque somos conscientes de que tan sólo se trata de una mera decoración a la hora de tejer el mundo que nos rodea.

El sonido acompaña en la justa medida que se puede permitir la música ambiental, puesta ahí para pasar el rato sin prestar mucha atención en ella. Curiosamente se ha añadido algo de variedad al aburrido repertorio del anterior Sim City, por lo que en este aspecto se puede decir que EA ha avanzado y no retrocedido. No ocurre lo mismo con el tiempo que se toma el cartucho para guardar la partida o para crear una anteriormente creada, y pese a la notable novedad de añadir dos casillas para guardar la partida en vez de una única como en el pasado, este aspecto sigue necesitando una revisión urgente.

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.