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Dragon Quest Wars

Dragon Quest Wars

Rol con cabeza

Después de recibir varias adaptaciones de la saga principal en Nintendo DS, Square Enix apuesta en firme por la estrategia en un título que bajo el sello Dragon Quest busca renovar el género a manos de Intelligent Systems, que tras unos meses sin dar señales de vida vuelve a las andadas. Con una interesante mezcla entre la estrategia común y puntos innovadores, Wars se sitúa en la lista de los diez juegos de DSiWare que no debemos dejar escapar.

Actualizado a

El panorama de la tienda digital de DSi mejora día a día. Tras un comienzo poco prometedor las principales compañías de la industria empiezan por fin a mostrar su apoyo a un servicio que hasta la fecha nos ha regalado algunos productos de bastante calidad. Si hace unas semanas era Mario el encargado de celebrar su lanzamiento por todo lo alto, el mes de octubre nos deja un regalo que a buen seguro los aficionados de Dragon Quest sabrán apreciar en su justa medida. ‘Wars' se plantea como un juego estratégico simplificado -en apariencia, que no en esencia- apto para todos los públicos que, basándose en la popular franquicia, utiliza a sus personajes por antonomasia para imponer un sencillo sistema de juego.

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La sorpresa que supone descubrir este juego en el catálogo de la consola se produce por dos motivos: primero, la ausencia de una campaña publicitaria de las que tan bien maneja Square Enix, que a estas alturas ya debería haber explicado paso a paso cada una de las virtudes de este juego descargable, como ha sucedido con otros proyectos de la empresa japonesa; segundo, el estudio que está al frente del desarrollo. Hacía tiempo que no sabíamos nada del trabajo que estaba realizando Intelligent Systems en la actualidad. Los creadores de Advance Wars o Fire Emblem (entre otras licencias de Nintendo) se embarcan en su primera creación exclusivamente descargable con un resultado más que notable.

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Esta vez el planteamiento que se le otorga a la franquicia de oro japonesa es bastante diferente del tradicional RPG denso que los usuarios han tenido la suerte de descubrir en las reediciones que ha recibido Nintendo DS a lo largo de estos últimos dos años, todas ellas con una valoración que supera ampliamente el notable. Después de conocer los spin-off que aparecían recientemente en diversas consolas del mercado, las expectativas de éxito eran altas, entendiendo este Dragon Quest Wars como el primero proyecto conjunto entre dos compañías que bien podrían seguir trabajando en el futuro con vistas a ofrecer productos de la misma calidad que este que hoy analizamos.

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Ajedrez con Limos
El planteamiento de DQW es muy sencillo en apariencia, como decíamos anteriormente. Una vez descargado el juego de la tienda virtual por 500 puntos toca abrirlo desde el menú principal y comenzar a jugar. Una interfaz familiar se abre ante nuestros ojos, acompañada por la clásica melodía característica de la franquicia. Un pequeño slime (o limo para los puristas) se deja ver en pantalla indicando varias opciones que podemos seguir. Absolutamente todo el sistema de juego está basado en el stylus, por lo que nos olvidamos de la cruceta direccional y de los botones desde un principio. Poco se puede hacer al margen de seguir el modo principal.

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Después de divagar por unos instantes en el menú de opciones, cambiamos el nombre de nuestro grupo de ataque por uno de los tantos nombres que vienen por defecto, haciendo uso del peculiar sentido del humor de la serie. Una vez solucionamos los prolegómenos es momento de pasar a conocer la esencia del juego, que curiosamente no basa su desarrollo en un logrado argumento. Si lo que estamos buscando es vivir una historia de proporciones épicas, está claro que Dragon Quest Wars no es el título adecuado para cumplir nuestros deseos ya que no existe trama alguna. Para Intelligent Systems ha primado la estrategia por encima de cualquier otro elemento, y así queda patente una vez nos introducimos en el modo principal.

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La idea consiste en tratar de resolver de la forma más eficaz que sea posible diversos escenarios al estilo SRPG tradicional. La mayor diferenciación que podemos encontrar respecto a los títulos icónicos de la franquicia se encuentra en el reducido espacio del tablero, que se puede expandir siempre que juguemos contra un amigo o rival directo, así como la cantidad de unidades que manejamos en cada episodio, nunca superior a cuatro. El tablero se dimensiona en un sencillo dibujo de cinco x cinco casillas en el que cada unidad tiene que cargar con un peso específico, haciendo uso en todo momento de unas habilidades determinadas -bien sea de defensa, ataque, inhabilitación de ataques mágicos, mayor agilidad-.

Corresponde al jugar saber cómo manejarlas en todo momento. Es el objetivo principal de la partida ante la ausencia de los elementos que suelen ampliar el abanico de posibilidades dentro de un SRPG. No existen diferentes alturas en el terreno ni existe diferenciación alguna entre atacar de frente o por la espalda, pero por el contrario sí que encontramos unidades que se muestran más resistentes ante los ataques físicos que a los mágicos, o que sencillamente apenas tienen movilidad en el escenario pese a contar con una fuerza descomunal en caso de golpear a un rival. Las misiones se desarrollan entre cuatro facciones que como máximo pueden hacer uso de cuatro unidades, sean de apoyo o de ataque.

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Las primeras diez misiones sirven a modo de tutorial para conocer la base de la mecánica. Aquí aprendemos los fundamentos del ataque, de pasar de turno cargando alguna habilidad e incluso la mejor forma de defendernos cuando supuestamente estamos en inferioridad. No se trata de un tutorial propiamente dicho: se siguen unas pautas predefinidas que recorren todas las posibilidades del juego, teniendo siempre la posibilidad de consultar más información desde el wiki que Nintendo incluye en el paquete. Desde aquí conoceremos a todas las unidades que hemos descubierto, su uso en combate, etcétera. Sea como fuere, el cometido principal del jugador suele ser capturar la base enemiga que siempre se encuentra en las tres últimas casillas de cada escenario.

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Simple mecánica
La mecánica de juego es sencilla, ya lo venimos diciendo a lo largo del análisis. Su mueve en cuestiones de calidad y no de cantidad, por así decirlo. Apenas encontramos unas cuantas unidades de apoyo con las que podemos inutilizar los hechizos mágicos del enemigo, recuperar algo de salud o sencillamente atacarles desde la distancia. Cada unidad cuenta con una serie de corazones que indican su vitalidad: una vez este medidor llegue a cero saldrán del escenario sin más dilación. Siempre que lo consideremos apropiado podemos huir, rendirnos para volver a realizar el escenario desde el comienzo. Ya desde las primeras misiones nos daremos cuenta de que cualquier fallo por nimio que sea puede condicionar el combate.

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Este hecho invita de cuando en cuando a seguir el sistema de prueba y error para superar misiones. En ocasiones parece que sólo existe una forma de terminar los encontronazos de forma victoriosa, lo que no nos termina de convencer, especialmente cuando la exigencia es más alta. Si no contamos con la paciencia suficiente será bastante común perder los nervios con algunas misiones. Por suerte, y ante la corta duración del modo principal, siempre podemos exprimir las posibilidades del título haciendo uso del WiFi que nos permite disputar partidas personalizadas con amigos o con cualquier otro usuario de la red, lo que se perfila como uno de los mayores atractivos del cartucho.

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Es más, si estamos cansados de tener que seguir la planificación impuesta por las misiones centrales podemos crear nosotros mismos la configuración de partida y así olvidarnos de las exigencias de la IA. No encontraremos modalidades de juego más allá de las recién mentadas aunque por su funcionamiento el juego garantiza largas horas de juego tratando de solventar las situaciones más comprometidas, esas que nos hacen pensar hasta aburrir para alcanzar los últimos niveles de la aventura, por así llamarla. Por suerte, además de la interesante estructura de juego, siempre podemos recrearnos con el entramado gráfico, que luce un aspecto muy bien llevado a escena, siguiendo el estilo tradicional de la franquicia.

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Lo mismo sucede con el apartado sonoro, mejor de lo habitual en estos casos, que junto a la puesta en escena de la interfaz consigue un aspecto enternecedor de cara a la galería, pese a no variar tanto como desearíamos los escenarios en los que combatimos. Teniendo en cuenta el precio que hay que pagar por adquirir el juego, lo menos que se puede hacer es aplaudir el trabajo de Intelligent Systems en este sentido. Además de aprovechar bien la licencia se ha respetado su calidad, matando de esta forma dos pájaros de un tiro.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.