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Tomodachi Life

Tomodachi Life

  • Plataforma3DS6.8
  • GéneroSimulación
  • DesarrolladorNintendo
  • Lanzamiento06/06/2014
  • TextoEspañol

Tomodachi Life

Los Mii de Nintendo se agrupan en una isla donde puede pasar de todo en el momento que menos te esperas. Tus personajes, tus normas y tus decisiones dan forma al que posiblemente es el videojuego más inverosímil, extraño y extravagante que te puedes echar a la cara en todo el catálogo de Nintendo 3DS. Y eso, teniendo Animal Crossing: A New Leaf como precedente.

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Sean Connery está dando saltos en su habitación, Ellen Page descansa en la cama mientras tiene una pesadilla. Link, de The Legend of Zelda, se mira al espejo mientras viste un sombrero de San Patricio, y Shigeru Miyamoto le tira los trastos a Cameron Díaz. No, no es el guión de una telenovela ideada entre mensajes de un foro como el Offtopic de esta casa. Todo esto es lo que te puedes encontrar en Tomodachi Life, el gran ‘hit’ japonés de Nintendo 3DS que ahora desembarca en Europa. Y descuida: estas situaciones son las más comunes que te echarás a la cara mientras juegues a esta suerte de simulador social que bebe de Los Sims, de Animal Crossing y de los sueños más estrambóticos Yoshio Sakamoto de Nintendo, quien años antes se encargó de producir juegos “normales” como Metroid y que ahora está más interesado en correr por estos derroteros de lo absurdo.

Sí lo que quería este diseñador nipón era romper con la tradición, lo ha conseguido. Y por goleada, además. Tomodachi Life no puede explicarse con el concepto tradicional videojuego porque encaja mejor en el concepto de “experiencia”. Son vidas virtuales interactuando en una Nintendo 3DS, varios Miis dando sus propios pasos dirigidos por algoritmos en los que no prima lo común, sino que potencian lo absurdo. Lo mejor para entrar en materia es ir poco a poco dando pasos en Tomodachi Life. Lo primero que nos encontramos es una isla con toques urbanos a la que debemos dar nombre y que está desierta. La poblará tu Mii, cargado directamente desde la consola, y su alter ego divino, o algo parecido. Y es que lo relevante no es tu Mii, que estará presente como el resto de personajes, sino lo que llaman tu “doble”, que actuará como una suerte de “dios” omnipresente en la vida de todos.

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Bautizada la isla e instalado nuestro personaje, toca cargar Miis de otros y otras para dar vida a esta particular zona. Podemos hacerlo directamente con los avatares previamente creados en la consola, sean creados por nosotros o compartidos por los colegas, o utilizar códigos QR compartidos por Internet. Aquí es dónde está la salsa de Tomodachi Life: mezclarás los Miis de tus amigos, familiares y conocidos con las creaciones “no oficiales” de personajes famosos (actores, actrices, cantantes, diseñadores y personajes de juegos, deportistas, personalidades famosas, etc.). Para que cada Mii cuente con su propia personalidad, tendrás que configurarla antes de cargarlo en el sistema. Para ello, puedes elegir entre diferentes niveles de configuración para definir el carácter del personaje: desde su simpatía, pudiendo elegir que sea introvertido o extrovertido, hasta su gesticulación.

La vida en Lemuria

Nuestra partida comenzó en la isla de Lemuria, nombre elegido por este redactor, hace algunas semanas, y a ella mudamos inicialmente solo Miis de personas conocidas que estaban cargadas previamente en la consola. Pronto comprendimos que la gracia de Tomodachi Life está en fomentar las combinaciones extrañas, por lo que acudimos a está página web anglosajona en la que encontramos códigos QR de personajes famosos. Así llegaron a la isla Sean Connery, Ellen Page, Chuck Norris, Cameron Díaz y otros tantos de Hollywood. No faltó el toque español de la mano de José Luis Torrente. Y la cara japonesa y friki la pusieron los Mii de Shigeru Miyamoto, Jill Valentine (Resident Evil) y  Link (The Legend of Zelda). Juntos y revueltos, no tardaron en surgir relaciones de amistad y de amor entre los personajes, formándose parejas como la de un familiar con el especialista en patadas.

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Cargados los personajes –puedes apostar por Miis de amigos o lanzarte a la aventura con personajes famosos descargados–, toca acudir por primera vez al bloque de apartamentos. Aquí cada Mii tendrá su propia casa, un espacio donde nuestro doble estará obligado a cubrir sus diferentes necesidades (diversión, hambre, socialización con el resto, etc.) mediante avisos que aparecerán como iconos en las ventanas. Una panorámica de la fachada del bloque nos permitirá ver de un vistazo cómo va a comunidad sin entrar en las opciones, que también están disponibles para saber estadísticas específicas de la comunidad: edad media, número de hombres y de mujeres, grado de satisfacción general, etc. Hasta aquí, Tomodachi Life puede parecer un clon de Los Sims más, pero deja de serlo cuando tu alter ego comienza a ejercer como amo y señor de lo que sucede en la isla. Y es que más que un mero administrador, es un Gran Hermano que actúa bajo su criterio.

Cada Mii actuará en la comunidad siguiendo su propia personalidad. Nuestra misión es resolver los problemas que se irán presentando y que pueden ir de cosas básicas como mantener el estómago de los personajes llenos a tareas más complejas como media en discusiones entre dos Mii o fomentar una relación amorosa. Sí, porque los habitantes de la isla se enamorarán, enfadarán, deprimirán y enfermarán a partir de nuestras decisiones. El primer paso con el que nos topamos es con la alimentación, que traduce en el icono del estómago vacío que se muestra en la pantalla de “estado” del personaje. Viajamos hasta el mapa y acudimos al mercado, donde compramos víveres para la comunidad. Tras los recados, vamos apartamento por apartamento alimentando a los personajes.

La personalidad del Mii establecida antes de su mudanza a la comunidad no es el único factor que influye en su día; también se ven afectados por lo que piensan otros y por lo que sucede a su alrededor. Y es que cada Mii cuenta con su propio perfil donde encontraremos afinidades con otros personajes (amigos y parejas), estado del estómago (platos favoritos y odiados, superfavoritos y superodiados), objetos que se le han asignado, habilidades especiales (música, por ejemplo) y nivel de experiencia. Este último punto es el que hará avanzar al Mii hacia una u otra dirección social. El personaje irá ganando experiencia a medida que satisface sus necesidades y ve resueltos problemas de su día a día. Porque como administradores de la comunidad no somos más que eso y aunque nuestro Mii está presente y tiene su apartamento, se integra como uno más, sin ventajas por ser quien es.

Ir resolviendo problemas nos lleva no solo a alimentar a los Mii, sino también a cubrir múltiples necesidades. Puede suceder que el icono que aparece sobre un apartamento sea un aviso del Mii porque quiere conocer a otra persona del bloque y necesita nuestro beneplácito (tú eliges si da el paso o no, provocando la consiguiente reacción de felicidad o de depresión), que el personaje haya pillado un resfriado o un dolor de estómago y necesite medicinas, o que simplemente quiera cambiar de ropa. A medida que gane experiencia, el Mii se volverá más y más exigente y sus necesidades también ampliarán miras, llegando a pedirnos alimentos específicos como una comida típica de Alemania, o un interior para el apartamento concreto. Las peticiones también incluyen partidas colaborativas con el Mii a minijuegos como cartas, encontrar parejas, coger objetos al vuelo, etc.

Todo este camino que irá recorriendo de nuestra mano el Mii tendrá impacto sobre sus acciones futuras. Las partidas en Tomodachi Life se resumen a la resolución de los problemas que se presentan en la comunidad. Algunos muy básicos, otros no tanto, pero perfectamente cuantificados en cuanto a tipo y número, lo que hace que a la larga la partida más repetitiva que en otros títulos similares –salvando las distancias– como Animal Crossing: New Leaf–. Lo que convierte a Tomodachi Life en un producto único es la inverosimilitud de las situaciones que vivirán tus personajes, sobre todo si creas una comunidad mestiza entre amigos reales, personajes famosos y otras extravagancias. Pero tras varias horas la sorpresa absurda se disipa y empieza a resultar demasiado recurrente.

Y para no dejar de lado todavía las comparaciones, es necesario señalar que este título es más maduro (a pesar de su apariencia) que el simulador social de los animalitos. La mejor manera de comprender Tomodachi Life es como el hijo que saldría de una relación entre la faceta social de Animal Crossing y el reality show Gran Hermano. Así de simple. Somos el súper que controla lo que sucede en la comunidad, lo que hacen los habitantes de los apartamentos, y la persona que define las relaciones entre ellos. Tú eliges si premiar el trabajo o dejar desatendido a un personaje. Él o ella ya verán lo que hacen cuando se harten de estar así. Real como la vida misma en cuanto a fondo, pero descocado y loco en cuanto a forma. Lo mismo un Mii te pide ropa extravagante –acaba vestido de fresa–, que un traje para declararse al amor Mii de su vida virtual. El quid de la cuestión está en ir resolviendo necesidades para aumentar la satisfacción (experiencia).

Lo importante está en tener amigos

Nintendo lleva una época orquestando diferentes ofertas para los jugadores que dan el salto a sus consolas. Ha pasado con el reciente Mario Kart 8 de Wii U, que por comprarlo y registrarlo en el Club Nintendo te llevas otro juego descargable gratis, y sucede también con Tomodachi Life en dos vertientes. La primera, que toda copia del juego incluye dos códigos para descargar una "edición demo". Puedes dar este código a dos colegas para que prueben el simulador y lo actualicen a la versión completa si apetece. También está la oferta de la GAME, que ofrece la segunda edición a mitad de precio.

Como decimos, el eje central de Tomodachi Life es el bloque de apartamentos, pero no es el único entorno donde interactuaremos con los Mii. A medida que avancemos en la partida resolviendo problemas, iremos desbloqueando espacios sociales en la isla como un parque de atracciones, una cafetería, una cadena de televisión, una playa, etc. Los personajes viajarán por cuenta propia a estos entornos para realizar actividades varias que dependerán de sus gustos y de los objetos que tengan en el inventario dados, cómo no, por el jugador, como recompensa cuando suben de nivel. Al ascender un escalón, podrás elegir entre diferentes premios: desde un objeto de un inventario que irá ampliando con el tiempo, hasta un nuevo interior para el apartamento, sin olvidar muletillas para estados de ánimo y canciones, entre otras recompensas. Estos premios irán configurando la actitud del Mii.

Si por ejemplo premiamos a un Mii con una cometa, éste podrá ir a la playa a volarla. Lo mismo sucederá si le concedemos un detector de metales. Otros objetos de recompensa presentan actividades hogareñas como cuidar de animales o mirarse al espejo. Estas actividades se realizarán sin nuestra intervención, esto es, será el Mii el que decida ponerse manos a la obra y nosotros quien le cogeremos “con las manos en la masa”. A veces, hasta les cazaremos soltando flatulencias, echándote la siesta –podrás colarte en sus sueños, algunos de lo más estrambóticos– o interactuando con otros personajes. Puede que no estén en el apartamento porque anden realizando actividades exteriores o trabajando, pero siempre acudirán a tu llamada en caso de que lo consideres necesario.

La estructura de la isla y de las diferentes zonas de actividades es rígida y no se puede personalizar. En este sentido, Tomodachi Life es mucho más estático que Animal Crossing: New Leaf. Sí que con nuestro progreso verás cómo ciertas zonas del escenario van ganando actividades y mayor presencia, como es el caso del bloque de apartamentos, que se irá reformando sobre la marcha a medida que lleguen más Mii al vecindario. Que la comunidad esté satisfecha potenciará esta transformación y se traducirá en donaciones para el administrador, dinero que podrás invertir de nuevo en el bienestar de los vecinos comprando ropa, comida, objetos, interiores de apartamentos, etc. Además, cada vez que resolvamos con éxito un problema particular, recibiremos una suma de dinero y un obsequio “en agradecimiento”. Estos objetos son particulares y más difíciles de encontrar.

En lo que sí va más suelto Tomodachi Life es en las relaciones amorosas entre personajes. Como decíamos en anteriores líneas, los Mii pueden establecer dos tipos de relaciones, amistad y amor, a partir de nuestros consejos. Existe un test de compatibilidad que nos permitirá analizar la personalidad de dos personajes y confrontarlas para conocer cómo encajan sus caracteres. Esta prueba, que está disponible en diferentes grados de profundidad, devuelve relaciones de amistad entre personajes del mismo sexo y posibilidad de relación amorosa en género opuestos. Aquellos Miis que establezcan una relación de amor (previa cita, cortejo, viajes y demás parafernalia), podrán llegar hasta a tener hijos, una opción que es posible desactivar desde el menú de configuración de la partida.

Lío de géneros

Tomodachi Life se ha hecho particularmente conocido en Occidente porel aparente lío de géneros que se produjo a partir de un bug en laversión lanzada en Japón y que permitía establecer relaciones de parejaentre personajes del mismo sexo. Este error no está presente en laversión europea, donde las únicas relaciones posibles son las que seproducen entre hombres y mujeres. Nintendo ha advertido que lacorrección del error no tiene interpretación social alguna, ya quesimplemente se han limitado a arreglar un problema que se producía alimportar personajes de las versiones anteriores del juego a 3DS. Sea como fuere, el colectivo homosexual no ha visto con buenos ojosla decisión de la compañía.

Por otra parte, que todo el sistema de control se realice con la pantalla táctil es un acierto y resulta extremadamente cómodo a la hora de jugar. Las partidas son rápidas, accesibles y directas, para cualquier tipo de jugar, y poco exigentes en cuanto a tiempo con el jugador (basta echar media hora al día para no perder el compás). Lo que no convence es que algunas mecánicas de juego terminen siendo repetitivas, como jugar con los Mii en varios minijuegos que en ciertas ocasiones dan sensación de obligación y no apetece atender a la petición del personaje, que se queda a la espera hasta que te dé la gana de aceptar el juego. Los eventos que suceden en los diferentes espacios de la isla y que se configuran según horarios son otro cantar, pues sí dan algo de variedad al título.

Que Tomodachi Life no presente las mismas opciones de personalización en cuanto a escenario que sí incluye Animal Crossing: New Leaf no evita que el juego dé el salto a la conectividad por Internet, aunque más enfocada al juego “en diferido”, otro aspecto no llevado al límite. Conectando la Nintendo 3DS a la red podemos intercambiar Miis (enviar y recibir), algo que no solo aumentará y dará variedad a la población, sino que además implicará la recepción de nuevos objetos. Porque cada isla cuenta con su propio producto típico exclusivo que solo se podrá conseguir exportándolo de la mano de otro personaje, para lo que contamos con el puerto, edificio que se desbloqueará cuando hayamos avanzado lo suficiente en la partida. Aunque la comunicación inalámbrica no es imprescindible para la partida, sí que es más que recomendable conectar la consola para beneficiarse de estos añadidos.

6.8

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.