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Diablo III, Impresiones

Diablo III se prepara para saltar a las consolas un año y cuatro meses después de su lanzamiento en PC. Probamos el juego de rol y acción en su versión para Playstation 3 con el Dual Shock para conocer el trabajo de Blizzard.

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Costó meses que Blizzard reconociera estar trabajando en una versión de Diablo III para consolas. De hecho, el precio a pagar fue esperar a la presentación de Playstation 4, donde la compañía californiana apareció por sorpresa anunciando la llegada del juego de acción tanto a Playstation 3 como a la máquina de nueva generación. Los rumores, los “estamos probando” y “contratamos expertos en consolas”, dejaron de ser un “quizás” para convertirse en hecho. Y así se anunció Diablo III para consola, juego con el que hemos pasado una hora en su versión para Playstation 3 con el Dual Shock como sustituto para el teclado y el ratón tan asiduos a este género.

Lo primero que se nos viene a la cabeza de manera inevitable es precisamente eso, que ahora tenemos entre manos un mando de consola y no los periféricos de ordenador. Así iniciamos la partida en el primer acto controlando a la Cazadora de Demonios, que permite ataques a distancia con sus armas. Con el stick izquierdo realizamos los movimientos del personaje y con el derecho podemos esquivar ataques enemigos. La sensación de no tener entre manos teclado y ratón deja de percibirse rápidamente, y es casi inexistente debido a que empezamos a dirigir el personaje por el escenario de una manera ágil, rápida y accesible.

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El reparto de los ataques en el mando se vincula a los botones “equis”, “cuadrado”, “círculo” y “triángulo”, con “R1” y “R2” para lanzar golpes especiales. En el caso del ataque principal con “equis”, los golpes se asestan dejándolo pulsado o con pulsaciones –a gusto del consumidor–; ciertos golpes permiten alargar su duración manteniendo pulsado el botón. Para la curación con pociones se ha reservado “L1”. Lo cierto es que con esta combinación de botones no se echa en falta prácticamente el teclado y el ratón en lo que respecta al control del personaje en batalla.

El uso de la cruceta es especialmente práctico a la hora de gestionar objetos en tiempo real. Pulsando “Arriba” tendremos acceso a los últimos objetos que hemos recogido en nuestro botín para de un vistazo ver mediante intuitivos indicadores (verde y rojo) si un objeto es mejor al que llevamos equipado. En esta misma interfaz integrada en tiempo real en la partida podemos equiparlo o tirarlo pulsando “equis” o “triángulo”, por lo que simplifica la gestión de objetos y la vuelve idónea con el mando de la consola. La cruceta también sirve para desplegar el mapa.

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Este sistema abreviado no elimina la gestión de inventario más compleja que tenía presencia en compatibles, pero la inserta de nuevo con un cambio radical en cuanto a planteamiento, ya que ahora el inventario gira en torno a un menú circular por categorías –a lo habilidades de Mass Effect– donde una alerta visual nos informará de un vistazo de que tenemos un objeto mejor al que llevamos equipado. También cabe la posibilidad de comparar objetos con estadísticas detalladas.

La selección de habilidades del personaje también se puede modificar, aunque cada botón tiene asignado tu tipo de ataque. Cuando tengamos varias habilidades de un mismo tipo desbloqueadas, podremos seleccionar una de ellas asignándola a su botón correspondiente, al igual que las habilidades pasivas y las runas asociadas a habilidades activas. En este terreno, la profundidad en el proceso de desarrollo de personaje sigue siendo exactamente la misma que en ordenador.

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Quizás uno de los puntos que más ha llamado la atención durante esta demo de la versión de consolas de Diablo III es que se ha reducido el número de objetos que dejan caer los enemigos. Blizzard explica que esta decisión se ha tomado por una razón obvia: la eliminación de la Casa de Subastas. Ahora, los enemigos sueltan bastantes menos objetos que en la versión para compatibles, por lo que la organización del inventario es más accesible (60 objetos máximo por personaje) y para muchos, hasta casual. Eso sí, el sistema de comercio se ha simplificado enormemente relegándolo a las tiendas de las ciudades.

El loot vertido sobre el terreno en el modo cooperativo local, sobre el que hablaremos en próximas líneas, es compartido –en PC cada jugador recibía sus objetos propios– y durante la sesión nos cruzamos varias veces con un enemigo especial en huida que libera objetos de alto valor al ser abatido. Como sucedía en compatibles, para obtener objetos de alto rango tendremos que ir superando el juego en sus diferentes niveles de dificultad, que se incorporan tal cual en consolas, incluyendo el modo “Averno”. La campaña principal se lanza con los mismos contenidos.

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Otra de las sesiones de juego de la demo la dedicamos a jugar en cooperativo local con dos personas más en la misma PS3. Cada uno de los personajes cuenta con sus propias habilidades y objetos, por lo que puede ir perfilándose con las diferentes sesiones de juego. En este modo es posible además que se conecten jugadores a través de la red, por lo que podemos organizar partidas híbridas con jugadores ubicados en diferentes consolas. Este modo de juego no presente en ordenador, donde ni siquiera se podía jugar en red local, es ideal para las sesiones de varios jugadores en consolas, dándole un toque de partidas de sofá que se echa en falta hoy día.

En local, la pantalla es la misma para los cuatro jugadores –no existe modo “pantalla partida”– y cada jugador tiene libertad de movimiento hasta que la distancia con el servidor supera lo establecido. Cuando uno de los personajes se aleja demasiado, el sistema le rescata automáticamente para colocarle donde está el grupo. Además, Blizzard ha integrado un sistema de movimientos automáticos gracias a la IA que hace que un personaje siga al grupo automáticamente cuando el jugador se ausente para responder una llamada de teléfono, por ejemplo. Aquí probamos también el Bárbaro, clase más cuerpo a cuerpo, para ver que el control con mando encaja.

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En esta modalidad de seguimiento automático que se activa a los pocos segundos de detectar inactividad por parte del jugador, el personaje autómata no ataca, simplemente sigue al grupo, por lo que permite no tener que andar pausando partidas en local para realizar tareas espontáneas. De igual forma, el acceso de un jugador adicional a una partida iniciada es instantáneo: basta con pulsar “Start” y seleccionar la clase para que el personaje se despliegue por el mapa. Por último, se ha integrado un sistema de alerta para detectar al jugador pulsando “R3” cuando le perdamos de vista, dándole a cada personaje un color identificativo.

Las dos partidas en el primer acto de Diablo III para consolas nos dejan una primera toma de contacto razonablemente optimista con la versión que se lanzará en Xbox 360 y Playstation 3 el 3 de septiembre y que más tarde se pondrá a la venta para Xbox One y Playstation 4. No se trata de una mera copia de la versión para compatibles, sino de una adaptación completa hecha por y para consolas con una transformación tanto de su control como de los diferentes elementos jugables (interfaz, desarrollo de personajes, etc.). La fórmula simplifica, eso sí, ciertos aspectos disfrutados en ordenador, pero no reduce a priori su calidad. En menos de dos meses sabremos si estos sacrificios merecen la pena.

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Diablo III

  • PC
  • PS3
  • 360
  • Acción
  • RPG

El clásico hack'n slash de Blizzard regresa tras una larga temporada en el olvido con Diablo III. Cinco nuevos chéroes -Bárbaro, Monje, Médico Brujo, Cazador de Demonios y Hechicero- lucharán en Santuario contra los planes de dominación de Azmodan, Señor demoníaco del Pecado. Para PC, PlayStation 3 y Xbox 360.

Carátula de Diablo III
8.8