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Binary Domain, Impresiones

El mercado japonés ha exportado grandes éxitos nacionales que han pasado desapercibidos, sobre todo en ventas, para un público exterior que no comprende la fórmula o el estilo oriental. En esta ocasión SEGA ha optado por lo contrario y ha diseñado un videojuego totalmente occidental para jugadores japoneses, intentando con ello rejuvenecer un mercado que cada vez se ve más falto de nuevas ideas. Binary Domain agrupa los elementos de mayor éxito de las grandes sagas al otro lado del mundo para crear una aventura de acción en tercera persona de lo más emocionante.

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El mercado japonés ha exportado grandes éxitos nacionales que han pasado desapercibidos, sobre todo en ventas, para un público exterior que no comprende la fórmula o el estilo oriental. En esta ocasión SEGA ha optado por lo contrario y ha diseñado un videojuego totalmente occidental para jugadores japoneses, intentando con ello rejuvenecer un mercado que cada vez se ve más falto de nuevas ideas. Binary Domain agrupa los elementos de mayor éxito de las grandes sagas al otro lado del mundo para crear una aventura de acción en tercera persona de lo más emocionante.

El director Daisuke Sato, que se encuentra tras esta nueva licencia, siempre ha dejado claro que este es un producto orientado al pueblo japonés pero que, al contrario de lo que sucede con otros videojuegos de acción en tercera persona en el país nipón, es totalmente occidental en cuanto a su diseño y a su mecánica jugable lo que le hace fácilmente exportable. Esto ocasiona que todo lo que nosotros vemos como una jugabilidad habitual, por haber dedicado muchas horas a grandes títulos archiconocidos, para ellos pueda ser más impactante y sorprendente, aunque algunos hayan probado estas mecánicas antes. Esta visión tan particular del género comienza con un sistema de juego que nos permite solucionar la mayoría de las acciones abriendo fuego indiscriminadamente y utilizando una serie de coberturas a nuestro alrededor para protegernos, al más puro estilo Gears of War.

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Como era lógico, cuando pretendes coger lo mejor de los mejores, Binary Domain no podía dejar pasar un sistema de coberturas tan efectivo como el que propone Epic Games en sus títulos, además, SEGA ha decidido situar la cámara a la misma distancia del personaje, incluso acercándola cuando corremos, para crear así una visión efectiva y espectacular a partes iguales, pero muy conocida por nuestros jugadores.
Siguiendo con sus similitudes respecto a otros grandes juegos, dispondremos de un modo de selección de armas durante la partida semejante al de Gears of War, pudiendo elegir entre 4 armas, dos de ellas principales como rifles de asalto o francotirador, una complementaria como la pistola y las siempre eficientes granadas, que, por ejemplo, presentarán la misma línea de caída para determinar dónde irán nuestros lanzamientos. El arsenal será poco revolucionario pero muy efectivo para el combate, encontrando armas de asalto con disparos especiales de energía, potentes escopetas, torretas de gran calibre y hasta lanzamisiles.

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Todo este equipamiento podrá ser mejorado en las tiendas que encontraremos durante los niveles, pudiendo así mejorar la velocidad de recarga, la potencia de fuego o la cadencia, además se nos brindará la opción de comprar mejoras para nuestro personaje a través de diferentes nanodispositivos que aumentarán, por ejemplo, la armadura o la salud. Las compras o mejoras podrán ser gestionadas para nuestro personaje o si lo deseamos también para el resto del equipo, ya que a lo largo del juego los créditos que vayamos consiguiendo serán conjuntos, por lo que nuevamente deberemos actuar como verdaderos líderes de equipo en este apartado. El sistema de evolución se muestra demasiado simple y, aunque cumple con solvencia para mejorar lo que tenemos y ser cada vez más letales, es muy semejante al que pudimos encontrar en Dead Space 2 tanto por opciones como por la propia máquina que nos dispensa las mejoras, cuya apariencia externa es tremendamente parecida.

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Como es habitual en los videojuegos japoneses, y este aunque pretenda ser occidental lo es, la trama tendrá un valor fundamental para el videojuego, por lo que se ha pulido mucho la historia y los personajes. SEGA nos llevará a Tokio en el año 2080, allí encontraremos una ciudad futurista que, debido a la fuerte diferenciación económica y por lo tanto social que asola el mundo, se encuentra dividida entre los que viven en la gran urbe, sofisticada, limpia y a gran altura del suelo, y los que viven en los bajos fondos fuera de la misma, un lugar sucio, olvidado e inundado por las catástrofes oceánicas de hace unos años, sumido todo ello en una ambientación que recuerda notablemente a la mítica novela de Philip K. Dick por su atmósfera lluviosa y sin cielo que deja a los ciudadanos sin esperanzas. En estos guetos, así como en el resto del país, conviven pacíficamente humanos y robots, sin embargo, saltándose las leyes establecidas por IRTA, Agencia Internacional de Tecnología y Robótica, se han comenzado a distribuir de forma ilegal robots con apariencia y funciones humanas, conocidos como Hijos del Éter, algo que está totalmente prohibido por la Convección de Ginebra. Estos robots humanoides, inconscientes de su naturaleza robótica, han empezado a dar problemas sociales al revelarse contra sí mismos debido a su potentísima IA.

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Tras todo lo acontecido ha llegado el momento de que el mundo busque una solución pues, debido al aislamiento japonés al más puro estilo de la Segunda Guerra Mundial, poco se sabe de lo que allí sucede realmente. La solución del IRTA es mandar un escuadrón de soldados de élite para que se infiltren en Tokio y conseguir así conocer qué está pasando en Japón y quién dispone de esta tecnología y ha decidido saltarse las normas. Una vez dentro de los bajos fondos encarnaremos el papel del Sargento Dan Marshall, un soldado de élite norteamericano perteneciente a una Unidad Óxido. A Dan le acompañará desde el primer instante Big Bo, otro operaciones especiales americano muy charlatán, chulo y fuerte que no dudará en formarnos con un breve tutorial inicial, que podemos saltar si creemos oportuno. A estos 2 personajes se les unirá posteriormente una serie de militares, de diferentes países del mundo y con entrenamientos de combate muy especializados que, bajo tus órdenes, intentarán cumplir con la misión que se les ha encomendado.

La inmersión en el país en ningún momento tendrá fases de sigilo o precisión pues, a pesar de que se insiste constantemente en que somos infiltrados, todas las máquinas nos detectarán en cada nueva instancia y deberemos disparar sin parar hasta acabar con ellas, para nuevamente pasar a un nuevo combate masivo. Este sistema de juego se ve perjudicado por la aparición de constantes pasillos que, llenos de coberturas, se muestran muy simples y carentes de variantes, lo que puede llegar a aburrir teniendo en cuenta los videojuegos más actuales de este género. Durante todos estos enfrentamientos nos daremos cuenta de que la dinámica de coberturas, disparos y movimientos del personaje, aunque bebe de los mejores juegos, fluye de manera más costosa y entrecortada, evitando así un control total y rápido del personaje. A pesar de todo ello tendremos a nuestra disposición unos controles muy bien implementados que nos permitirán superar los niveles con total precisión.

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A toda esta acción individual hay que unirle la incorporación de la actuación conjunta con el resto de miembros de la Unidad Óxido, que será más numerosa con el paso del tiempo. Binary Domain nos propone poder seleccionar, a nuestro gusto al inicio de cada misión, quién va a formar parte de nuestra escuadra lo que sin duda es muy interesante. Otro sistema muy bien implementado y atractivo es el de Causa-Efecto en la comunicación, este consiste en poder dar órdenes a nuestros compañeros para que actúen de una forma determinada en un momento concreto según lo que nosotros decidamos; Todas las ordenes son importantes y nuestros compañeros confiarán más o menos en nuestro criterio según nos comportemos, pudiendo llegar el momento en el que si la desconfianza en nosotros es total nuestros aliados reúsen tajantemente acatar nuestras ordenes, con la consecuente descoordinación en el combate.

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Todas estas órdenes serán muy simples y nunca superarán las cuatro posibilidades pero lo más espectacular llega cuando dichas líneas de diálogo pueden ser ejecutadas directamente por el jugador a través de un micrófono, pudiendo utilizar cualquiera compatible con la videoconsola. Esta funcionalidad nos permitirá adentrarnos mucho más en las batallas, aunque debemos ver cómo funciona realmente la compresión de las palabras en condiciones de ruido y gran velocidad, a pesar de que SEGA haya decidido crear un completo menú donde grabar cada una de las palabras, indicar el porcentaje de compresión aceptable para dar la orden o testear nuestra voz con el micro, sin duda, una opción muy interesante que deberemos ver aplicada durante toda la campaña. Otro elemento interesante, que no hemos podido probar, ha sido la inclusión de un modo online, veremos que sorpresas nos tiene preparada la compañía en este apartado.

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En cuanto a los robots enemigos hay que indicar que no hay una gran variedad de modelos, aunque sí que existe gran diferencia visual y de combate entre los más simples y los más agresivos, pudiendo encontrarnos a máquinas con escudos blindados o con ametralladoras de gran calibre, siempre bajo un diseño cercano a los robots de películas como Yo robot y Terminator. Además de estos soldados complejos y fuertes, pero habituales en las calles de Tokio, nos encontraremos con verdaderos robots gigantes armados hasta los dientes que, aunque algo torpes, intentarán acabar con nosotros sin descanso, normalmente al final de una misión, cumpliendo así el papel de jefe final tan del gusto de los japoneses. El daño que todos los rivales nos infrinjan podrá recuperarse de manera automática ocultándonos durante un momento, pudiendo llegar a utilizar los botiquines si la cosa se pone muy difícil. Los botiquines podrán ser usados por nosotros mismos, mientras estamos tirados en el suelo y disparamos con una pistola, o bien podemos solicitar a un compañero que nos reanime, ahorrándonos así un botiquín, aunque para ello tendremos que tener su total confianza.

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Hay que indicar que a nivel gráfico Binary Domain no destaca por estar a la vanguardia pues, aunque todo el conjunto cumple con solvencia y no muestra carencias significativas en modelado, texturas o iluminación, tampoco presenta un apartado visual que interactúe con el jugador, más allá de algún elemento que explota o se rompe, por lo que queda muy lejos de los títulos más punteros de la actualidad. En cuanto al diseño de personajes, tienen carisma y aunque demasiado chulescos y extrovertidos, tono habitual del juego tal vez por ser la visión japonesa de la cultura americana, son totalmente creíbles y están perfectamente diseñados, presentando unas armas e indumentarias modernas aunque muy simples. A nivel sonoro nos encontramos con canciones de corte japonés muy electrónicas y frenéticas que nos harán recordar a videojuegos como Vanquish, completándose todo ello con una sonorización de los entornos repetitiva por su falta de variedad al interactuar con las diferentes situaciones que acontecen. Finalmente, indicar que el juego vendrá completamente traducido y doblado al castellano, sin duda, una apuesta muy fuerte y bien elaborada que engrandece notablemente al título.

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Binary Domain ha sido diseñado para ofrecer a los jugadores japoneses todos los elementos de jugabilidad y diseño que han triunfado fuera de su país, consiguiendo así enseñar, con un potentísimo argumento puramente nacional, una forma diferente de entender la acción en tercera persona para ellos. Al exportar este concepto fuera del país el jugador se queda con la sensación de estar ante un cúmulo de elementos muy efectivos que ya ha probado en otros títulos y que, aunque se acoplan perfectamente e incorporan novedades muy interesantes, no suponen una mejora lo suficientemente amplia como para sorprender al jugador externo aunque, obviamente, si te gusta el género y la historia te atrae pasarás muchas horas pegado al televisor.

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Binary Domain

  • PC
  • PS3
  • 360
  • Acción

Nuevo trabajo de Toshihiro Nagoshi, padre de la saga Yakuza. El jugador se sumerge en Tokyo en el año 2080 invadida por robots

Carátula de Binary Domain
7.5